Las ilusiones se desvanecieron dolorosamente en el “Gigante de Arroyito”. Todo lo trabajado por Diego Flores durante la semana previa, el efecto sorpresa que intentó generar y las especulaciones sobre su posible alineación, no lograron impedir un desenlace que dejó un sabor amargo en San Martín.

En la semana, Flores no había dado ninguna pista sobre el equipo titular, apostando a un juego de incógnitas que buscaba descolocar al rival. Sin embargo, las decisiones finales del entrenador, en su intento por sorprender, no tuvieron el impacto esperado y, en cambio, dejaron al “Santo” lejos de su mejor versión.

“Traductor” optó por un equipo de experiencia, pero realizó modificaciones inesperadas, como dejar en el banco a Matías Ignacio García para dar ingreso a Ulises Vera, con la idea de ganar peso en el ataque. A pesar de las ganas y energía del oriundo del barrio 20 de Junio, la apuesta terminó costándole caro en la zona defensiva.

San Martín, que se había mostrado sólido y ordenado en toda la temporada, esta vez exhibió una fragilidad inusual. Con Agustín Colazo como único referente en el ataque rival, el bloque perdió el foco sobre los otros delanteros de Aldosivi, quienes aprovecharon la presión alta para generar peligro y poner en aprietos al equipo de Flores. Los goles de Nicolás Laméndola y Elías Torres fueron el resultado del empuje y determinación del “Tiburón”, que supo capitalizar las oportunidades con la agresividad que le faltó a San Martín.

El esquema táctico planteado por Flores, un 4-1-2-3 que por momentos mutaba en un 4-3-3, no logró funcionar en esta ocasión. El equipo se mostró errático en la toma de decisiones, impreciso en las pelotas divididas y, en muchos pasajes del encuentro, fue superado por completo ante la intensidad del rival. Al cierre del primer tiempo, los ingresos de Máximo Levi y Pablo Hernández por Agustín Dattola y Gonzalo Bettini reflejaron las dificultades del “Santo”.

Dos jugadores que habían sido piezas claves a lo largo de la temporada, esta vez se mostraron deslucidos, y Flores decidió mover sus fichas para intentar revertir la situación. Sin embargo, la falta de generación de juego en los últimos metros hizo que el partido terminara pareciéndose al reciente enfrentamiento contra Almirante Brown en la Copa Argentina, en el que San Martín se vio igualmente desbordado.

A pesar de que el resultado ya era adverso, Flores intentó cambiar la dinámica del equipo en la segunda mitad. El ingreso de Levi logró darle algo de equilibrio a la defensa, pero a esa altura el “Santo” necesitaba descontar, por lo que el DT optó por arriesgar y mandó a la cancha a Nicolás Moreno, Gonzalo Rodríguez y Gonzalo Klusener, con la esperanza de encontrar la explosión que faltaba en el último tercio. La ausencia de Matías “Caco” García, un emblema del equipo, no se sintió tanto en el desarrollo del juego debido al nivel general del equipo, que continuó sin encontrar su mejor versión.

 Cuando el pitazo final decretó el cierre del partido, las lágrimas de tristeza y los rostros incrédulos de los futbolistas reflejaron la profunda desazón por haber dejado escapar la primera oportunidad del ascenso. Flores, con la carga de este revés, ahora tendrá el desafío crucial de levantar anímicamente a sus jugadores. No será tarea fácil recomponer el espíritu del plantel después de un golpe de esta magnitud, pero el “Santo” todavía tiene una última oportunidad en los cuartos de final del Reducido, donde Flores deberá encontrar la manera de que el equipo recupere la confianza y no deje escapar el segundo tren hacia Primera división.